CÓMO TENER MÁS TIEMPO: EN QUÉ PUEDE AYUDAR EMBOSQADAS
CÓMO TENER MÁS TIEMPO
Nos lo dicen muchas veces quienes han vivido un campamento Embosqadas: el tiempo allí tiene otra calidad. En pocos días parece que has vivido mucho más. El tiempo se ha estirado, y has podido disfrutar de un montón de experiencias, También tienes la sensación de llevar mucho tiempo juntos y de haber tenido la oportunidad de conocer bien al resto de los participantes.
Llevo mucho tiempo preguntándome por la calidad del tiempo. Percibo que la sensación de falta del mismo es muy generalizada. Y sin embargo, aunque en algunos casos pueda parecer justificada, en otros muchos no. Es decir, la sensación de falta de tiempo la tiene tanto una madre trabajadora con hijos pequeños y doble jornada, como otra jubilada, que no tenga personas a cargo.
Es una sensación que parece irse incrementando mientras vas madurando. Durante la infancia el tiempo es largo, ¿Recordáis los veranos de vuestra infancia? había tanto tiempo, que incluso podías aburrirte, y los veranos eran inmensos. Y poco a poco el tiempo se va acortando, y cuando llegas a la edad adulta echa a correr, y entonces, hables con quien hables, nadie parece tener tiempo para nada.
Cuando la sensación de que no tienes tiempo para nada se te apodera, el tiempo sí está, quien falta eres tú.
Y ahora, ayudados por la revolución de la neurociencia, quizá podemos explicar porqué sucede esto, y cuales son las claves para recuperar el tiempo y tener una vida más ancha.
Bases de la organización de la mente
Lo primero es saber cómo se organiza una mente humana. Nace con algunas funciones básicas habilitadas, pero otras muchas tienen que ponerse en marcha. Un bebe humano apenas tiene control de su propio movimiento. Es capaz de succionar para poder alimentarse de su madre, pero no de llegar por sí mismo hasta el pezón, como sí hacen la mayor parte de los mamíferos. Tiene que ir incorporando todas las funcionalidades que necesita para valerse por sí mismo, lograr su autonomía, y llegar a ser independiente.
Incorporar cada uno de los aprendizajes supone construir un circuito neuronal, conectar una serie de neuronas y reforzar ese circuito mediante la repetición. A los niños pequeños les encanta volver una y otra vez sobre aquello que les ha funcionado. Y lo hacen con placer, porque la emoción es un ingrediente fundamental del aprendizaje.
Y aquí viene una clave para entender este problema del tiempo que se nos irá escurriendo: una vez que hemos integrado una función, la automatizamos, y pasa a depender de la mente no consciente. Es decir, no tendremos que poner la consciencia cada vez que vayamos a realizar esa función ya aprendida e integrada. No hace falta que seamos conscientes de cómo hacemos lo que hacemos. Es bastante práctico, si no fuera así, tendrías que pararte a pensar cómo tienes que organizar tu cuerpo para salir de la cama: si levantas primero la cabeza o cuando mueves cada pie, cómo haces para alcanzar las zapatillas, etc.
Y el sistema no se aplica solo a nuestra organización motora, sino que a lo largo de tu vida vas automatizando muchísimas funciones. Aprendes a patinar, a ir en bicicleta, a conducir un auto, etc. Cada persona va incorporando sus aprendizajes, que son únicos para cada uno, porque no resolvemos el puzzle de la misma manera, y cada uno tenemos nuestra propia forma de hacer cada cosa.
A todo este bagaje personal, a todos esos circuitos que hemos conectado y luego automatizado durante nuestro desarrollo, y que han pasado a ser parte de nosotros, es a lo que llamamos personalidad. Y con lo que nos identificamos. Decimos: yo soy así: hago las cosas de ésta manera, tengo estas habilidades, y estas otras cosas no las sé, reacciono de ésta manera, me gustan estas cosas…y realmente, si te paras a pensar, puedes predecir lo que vas a hacer o a sentir en múltiples ocasiones.
Una vez que tienes un buen trecho de tus circuitos automatizados, y el sistema no necesita poner la consciencia en cada cosa que haces, vas funcionando cada vez más en automático. Todo ese tiempo que estás en automático y del que no eres consciente no lo vives plenamente, sucede, pero no lo percibes con tus sentidos. Y es entonces cuando la sensación de “no tengo tiempo para nada” se nos apodera. El tiempo sí está, quien falta eres tú.
¿Porqué durante los campamentos el tiempo vuelve a ser largo?
Me gusta decir que los campamentos Embosqadas son una fábrica de tiempo. Hemos creado un protocolo que nos devuelve al inicio, cuando todas las posibilidades estaban abiertas.
- Creamos un marco en el que puedas soltar tu personaje, que sabe quién es, qué piensa, y puede prever cómo va a transcurrir su jornada.
- Te ofreceremos situaciones que no tienes cableadas en tu cerebro. Tendrás que crear nuevos circuitos, pero no lo harás desde la presión, sino desde el juego: la herramienta nativa que todo humano trae incorporada para resolver los desafíos.
3. Traeremos de vuelta la atención y la consciencia, a través del movimiento y de las sensaciones.
La consecuencia de la propuesta ya la sabemos, lo hemos experimentado muchas veces, a lo largo de los diez años que llevamos organizando campamentos para adultos. Los días emboscados se viven con una calidad diferente. El tiempo fluye de una manera en la que es posible saborearlo y no engullirlo. Y es porque nuestra mente sale de su modo habitual para abrirse a todas las posibilidades. Por eso, cuando regresas a casa, te sientes renovado y con energía extra. Parece magia, pero no lo es, es nuestra esencia humana brillando con todo su potencial
¡Qué interesante! Y cuántas ganas dan de soltar el automático 🤗
Si, es como volver a casa…
Me encanta la propuesta de quitarnos por unos días el traje que llevamos puesto para movernos en el mundo y disfrutar de todo lo nuevo que aparece…
Gracias Gloria, nos sienta muy bien eso.
Me parece supremamente interesante. Hoy día estamos sumidos en lo cotidiano y por lo tanto hemos olvidado el contacto con la naturaleza, siendo este un modo de brindarnos un espacio libre, entorno, espíritu, mente, emociones y cuerpo…muchas gracias
Gracias Elsa, sí, la naturaleza nos ayuda a regresar a nosotras mismas.